Muestrario, escaparate y visibilidad son tres de los conceptos que podríamos asociar al de showroom, elemento clave de las tiendas online de ropa de marca. Pero ¿cómo tienen que ser este tipo de espacios para cumplir con su cometido?
El showroom es un lugar concebido para que las marcas muestren sus creaciones más allá de los desfiles, las ferias o los eventos específicos del sector. Son un punto de encuentro con el cliente, donde este puede acceder a multitud de oportunidades que puede que se le escapen por otras vías.
En origen relacionado con el mundo de la moda y los complementos, grandes firmas de primera línea siguen utilizándolo como reclamo para la prensa especializada y los estilistas de moda (en muchos casos, pero no sólo) que quieran realizar sesiones fotográficas y hablar de las últimas tendencias en ropa, calzados, bolsos o joyería.
Se suele realizar en salas o espacios grandes. En otras palabras, se trata de un escaparate de compras “a lo grande”. De hecho, en inglés se podría traducir como “sala de exposiciones”.
Tipos de showroom
Por un lado, puede tratarse de un espacio especializado en una única firma.
Por otro, puede ser una amalgama de varias marcas.
Un showroom puede ser un espacio especializado en una firma o un paraguas bajo el que se concentran distintas, normalmente sobre una temática o un tipo de producto en concreto.
Es habitual que los showrooms organicen de vez en cuando lo que se conoce como Open Day o Día de Puertas Abiertas. Un gran reclamo para atraer compradores y clientes, tanto particulares como pequeños y medianos comercios.
Características
De esta forma, un showroom se desarrolla en un lugar concreto, a fin de que los profesionales (normalmente diseñadores de moda) muestren sus propios trabajos más allá del mercado tradicional. Los diseñadores escogen los diseños, productos y materiales que prefieran para exponerlos y venderlos.
Por otro lado, un showroom suele estar dedicado a una temática en concreto, a un producto en concreto, a una marca en concreto, o a diversas marcas a la vez (que suele ser lo más habitual).
Dentro de los showrooms, además, podemos encontrar días o promociones especiales (por ejemplo “Open Day”), donde podremos encontrar ofertas exclusivas, productos especiales, etc. Se trata de una manera de publicitar también el showroom, a fin de atraer nuevo público. El público pueden ser personas particulares o empresarios/as de pequeñas, medianas y grandes empresas.
En un evento de showroom prima el buen trato, el cuidado de todos los detalles y el buen gusto. O al menos así se pretende que sea. Así, podemos considerar un showroom una experiencia de compra particular.
Los showrooms pueden ser temporales o permanentes; además, pueden estar dirigidos a profesionales exclusivamente (por ejemplo distribuidores, proveedores, mayoristas, agentes…) o también al público general (compradores particulares). Este tipo de eventos suelen estar ubicados en espacios grandes de venta al por mayor.
¿Qué busca conseguir un showroom?
Una de las razones de ser de los showrooms es promover un trato cercano con el cliente y mejorar su experiencia de compra. Con el innegable valor añadido de ser capaces de crear un ambiente amistoso que transmita cercanía y confianza en las marcas en cuestión. Esto ayuda al consumidor a sentirse integrado en una experiencia de compra agradable e identificado con los valores de la firma.
Estos espacios han de ser coherentes con la imagen de marca de las firmas a las que aglutinan y caracterizarse por el orden y la organización del género expuesto.
Pero el showroom no es patrimonio exclusivo del mundo textil. De hecho, este tipo de espacios ya se están dejando ver en otros terrenos como el vitivinícola y el automovilístico.
En definitiva, visibilidad y cercanía son dos de los ingredientes elementales de cualquier showroom que se precie, se trate de moda o de productos de distinta naturaleza.