Los consumidores se mueven ahora en un mundo móvil, utilizan los smartphones mientras están comprando en una tienda física para acceder a más información sobre precios y productos y la compra es mucho más social.
La red también ha modificado la forma en que se descubren los productos y cómo se realizan los primeros contactos con las marcas. Salir de escaparates ya no es algo que se haga siempre pisando la calle. Cada vez son más los consumidores que se dedican a navegar por la red para descubrir nuevos productos y a entrar en las tiendas online no sólo para comprar productos o comparar precios, sino simplemente para ver qué es lo que hay. Igual que no todo el mundo entra en una tienda física para comprar, Internet puede ser una pasarela para recrear esos mismos comportamientos. Se trata del ‘consumidor visual’, que no entra para comprar sino simplemente para mirar.
Las marcas de moda tienen que tener en cuenta que los consumidores emplean su tienda online no solo para comprar directamente el producto sino también para verlo y descubrirlo, lo que hace que la conversión de un e-commerce sea algo cada vez más complejo. A veces, la tienda funciona simplemente como una manera de descubrir nuevos productos y genera la conversión de forma indirecta.
Una buena manera de hacer que todo esto se convierta en una venta real es crear listas de deseos, las populares wishlists. En ellas, el consumidor puede guardar todos aquellos productos que le interesan en una potencial lista de la compra, que puede acabar convirtiéndose en una lista de la compra real.
Así pues, los consumidores han cambiado, las tiendas también y cada vez hay más elementos que llaman la atención del consumidor y pelean por captar su tiempo, pero a pesar de todo ello los escaparates siguen siendo una parte muy importante del mensaje y siguen siendo la carta de presentación de las tiendas. Los escaparates funcionan como un primer elemento para captar al consumidor y permiten adelantar lo que se van a encontrar dentro. Crear un buen escaparate es una manera no solo de destacar en un escenario repleto de reclamos informativos, sino también una manera de lanzar un mensaje. El escaparate es un compendio de los valores de marca, de lo que hace a esa tienda diferente, al tiempo que sirve como elemento de llamada para mostrar las novedades y captar al consumidor. Porque, al fin y al cabo, seguimos recorriendo las calles y no vivimos recluidos en casa.
El escaparate está recordando en todo momento que cambian las estaciones y crea la ilusión de dinamismo. El escaparate está siempre cambiando y mostrando que hay productos nuevos. El hecho de que sean los productos más destacados, o los más potencialmente deseados, ayuda a crear aún más la necesidad de entrar y comprarlos.
Pero, atendiendo a los argumentos que presentábamos al inicio, cada vez es más difícil captar la atención de los transeúntes. Sí, caminamos por las calles, pero, echando un sólo vistazo, podemos observar la gran cantidad de personas que lo hacen mirando la pantalla del móvil.