Cada año, Pantone anuncia el top ten de colores de moda para cada temporada. Pero, ¿cómo se decide el color de moda? ¿Por qué el marsala ha sido el color de este 2015?
Recientemente Pantone ha presentado los 10 colores para la primavera de 2016, que, según su reporte anual, prima el concepto de serenidad, en vistas de buscar revoluciones y desconectarnos – o más bien reconectarnos- con la esencia de cada uno y de lo que nos rodea. 
La autoridad mundial del color añadía, el pasado mes de agosto, 210 tonos nuevos a su paleta, que junto a los que ya existían, suman en total 3.210. Los libros de algodón donde se recogen todas las gamas se venden en su página web y, dependiendo del modelo, el precio varía desde 529 hasta 6.729 euros.
El Marsala, o expresado de otro modo, el Pantone 18-1438, un color que toma su nombre de la tonalidad de la tierra y de los vinos de la ciudad siciliana homónima, fue elegido color del año 2015 por Pantone.
Esta empresa estadounidense nacida en los 60 como un negocio de impresión y diseño gráfico, es en la actualidad es un referente de diseño que dicta la norma del mercado venidero. Prueba de ello es que tres meses después de su elección del Marsala, este color ya había teñido todo tipo de superficies y objetos, desde vestidos de pasarela, a paredes y elementos decorativos, pasando por cosméticos, o carcasas de iPhone.
¿Y cómo se decide el color de moda? Detrás de esa elección están tres directivos de la firma más un grupo de 40 expertos de todo el mundo en contacto permanente. Se tienen en cuenta muchos factores: cuestiones sociales, el momento económico, películas, vídeos o música del momento o qué color piensan que es importante en ese momento algunas grandes empresas. Entre todos deciden una familia de color y a partir de ahí, en qué dirección ir dentro de una paleta que engloba 2100 tonos. Una vez elegido el tono concreto, hay que encontrar el nombre.
En el caso de los 10 colores para la primavera de 2016, Pantone propone una paleta versátil, inspirada en la mixtura de escenarios culturales y geográficos contemporáneos, que pretende primar el concepto de serenidad, para huir del agobio que provoca la conexión constante que la tecnología ha propiciado.
