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Christian Lacroix: exuberancia y maximalismo

Christian Lacroix fue uno de los grandes diseñadores del París de los años 80 y 90, recogiendo el testigo de Yves Saint Laurent y Christian Dior. Un enamorado del maximalismo y el color que vivió la época de esplendor de las pasarelas y vistió a las top models de la época y a estrellas del pop como Madonna o Christina Aguilera.

Sin embargo, en 2009 decidió abandonar la casa que todavía hoy lleva su nombre y dejarlo todo. Desde entonces, Lacroix combina otras de sus pasiones, como la ópera y el teatro, con sus colaboraciones con Desigual. La marca se acerca al décimo año de su alianza con el diseñador y el pasado septiembre presentó su colección otoño-invierno 2020 con el diseñador francés.

Christian Lacroix nació en 1951 en la región de Provenza, en el sur de Francia. Estudió Historia del Arte en la Universidad de Montpellier y posteriormente en La Sorbonne de París y en L’Ecole du Louvre, con el propósito de convertirse en curador de arte.

Desde temprana edad, Lacroix acudió a corridas de toros y vivió experiencias con la cultura gitana y provenzal. En Arlés, su ciudad natal, había un carnaval anual durante la Semana Santa, en el que la gente, y las mujeres especialmente, se vestían con sus mejores ropas, combinando vestidos de época de encajes con modernos tacones y sombreros. Tal vez esta fue la fuente de inspiración de la futura visión de la moda de Lacroix.

En la década de 1970 conoce a Jean-Jacques Picart, quien empujó a Lacroix a comenzar en el diseño de moda y lo introdujo como aprendiz en Hermès en 1978, y después en Jean Patou en 1981, donde aprendió los secretos de la Alta Costura. Recibe su primer Dedal de Oro en 1986.

En abril de 1987, se instala en el corazón de París, en el número 73 de Rue du Faubourg Saint-Honoré. Nacida del encuentro entre Christian Lacroix y el consultor de moda Jean-Jacques Picart y con el apoyo del empresario Bernard Arnault (actual propietario del conglomerado de lujo LVMH), la casa Christian Lacroix estaba en boca de todos.

Christian Lacroix presentó su colección con sesenta propuestas inspiradas en el sur de Francia. Este primer y extravagante desfile fue un éxito rotundo, alejándose de la corriente del minimalismo que imperaba en el momento. Ese mismo año gana el premio por ser el creador extranjero más influyente del Council of Fashion Designers of America y un año después recibe su segundo Dedal de Oro.

Con cada nueva colección, Christian Lacroix muestra siluetas con exuberantes, ornamentos barrocos y revive los registros folclóricos, históricos y teatrales que aprecia, siempre con elegancia, sofisticación y maestría.

En la década de 1990 la firma se internacionaliza y se diversifica con su línea de prêt-à-porter, lanza una línea para el hogar que iba desde muebles hasta vajillas, una línea de jeans, vestidos de novia, joyería y fragancias para hombre y mujer.

En 2002 recibe la insignia de Caballero de la Legión de Honor con motivo de los 15 años de su firma, diseña los uniformes de la aerolínea Air France y es nombrado Director Artístico de la casa florentina Emilio Pucci, cargo que mantiene hasta 2005.

En 2005, cede la casa a los propietarios actuales, la familia Falic, dándole un nuevo impulso y explorando otros mundos, al tiempo que mantiene las actividades históricas de la firma.

El 2017 se celebra el 30 aniversario de la creación de la maison Christian Lacroix. Para celebrar su herencia y sus creaciones, se crea una exclusiva colección de aniversario en colaboración con el artista multimedia neoyorquino Brian Kenny.

A pesar del renombre que Christian Lacroix durante las décadas de 1980 y 1990, siendo considerado uno de los diseñadores más influyentes y admirados, todo ello no fue suficiente para afrontar los problemas económicos de su firma. Su última colección de alta costura, presentada en julio de 2009, marcó el final de su nombre en el mundo de la moda.

Lacroix renunció desde ese momento a los desfiles de Alta costura, cerró la mayoría de puntos de venta y tuvo que despedir a casi todos los empleados de la firma, renunciando incluso al uso comercial de su nombre, aunque su relación con el mundo de la moda continúa.

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