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El auge de la profesión de costurera

Mañana se celebra el Día Mundial de la Costurera. El pasado año os contábamos en un artículo la historia de este día y este oficio, en esta ocasión queremos aprovechar para hablar del auge de esta profesión debido a la pandemia y sus consecuencias.

La crisis sanitaria ha traído consigo una caída del poder adquisitivo que se ha convertido en el motor para el resurgir de modistas y zapateros. Tanto para arreglar una prenda desgastada, adaptar la talla o modernizar el estilo de una prenda de calidad, los consumidores vuelven a utilizar el servicio que ofrecen las tiendas de arreglos motivados, sobre todo, por la actual situación económica del país.

Ya durante el periodo comprendido entre 2017 y 2019, la demanda de máquinas de coser creció un 15% entre usuarios de 25 a 34 años, lo que supone un incremento del interés de los jóvenes por la costura. Esto coincide también con el lanzamiento de programas como Maestros de la Costura y con la proliferación de tutoriales DIY (Do it yourself) en las redes sociales.

Asimismo, el tirón de la sostenibilidad ha sido beneficioso para los zapateros, que también han visto aumentado su volumen de negocio.

Hace años, los arreglos de ropa que realizaban las costureras se limitaban a arreglos de ropa nueva, ahora, en cambio, se trata de arreglos de ropa vieja, lo que refleja esta pérdida de poder adquisitivo, pero, también, la conciencia de la reutilización y el auge de la segunda mano.

El consumidor de este tipo de servicios sigue siendo mujer de entre cuarenta y cincuenta años, aunque comienza a extenderse a los jóvenes.

Sim embargo, este crecimiento también hace que comience a aparecer una competencia peligrosa para las costureras y las pequeñas tiendas de arreglos de ropa.

Los grandes retailers, como Inditex, Mango o H&M, han decidido ofrecer el servicio de arreglos a sus clientes en algunas de sus tiendas más importantes.

Otro aspecto destacable en este auge de la costurera es la confección de mascarillas. La prolongación en el tiempo de la medida que obliga al uso de éstas ha llevado al consumidor a necesitar más mascarillas, a querer reducir el gasto mediante mascarillas reutilizables y, además, al gusto por la personalización.

Y no fueron pocas las costureras de todo el país que, en los peores momentos de la pandemia, confeccionaron, voluntariamente, material para el personal sanitario y otro tipo de personal imprescindible. Por todo ello nuestro reconocimiento y agradecimiento.

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