Llámanos ahora: 91 029 02 79 Contacte con nosotros  |  Iniciar sesión

Océanos, microplásticos y moda

En los últimos días se han celebrado el Día Mundial del Medio Ambiente y el Día Mundial de los océanos. Ya hemos hablado en otras ocasiones de la importancia de adoptar procesos sostenibles en la industria de la moda, una de las más contaminantes del mundo. Justo la semana pasada hablábamos del upcycling como tendencia indispensable para reducir este impacto negativo de la moda en el medio ambiente.

¿Cómo afecta la industria de la moda a la destrucción de los océanos?

El problema de los plásticos y los microplásticos es uno de los grandes desafíos contemporáneos a los que se enfrenta la humanidad, causante del Antropoceno y del grave impacto del cambio climático en la biodiversidad, la subida del nivel de las aguas, la acidificación de los mares o el calentamiento global.

Los microplásticos son minúsculas partículas que acaban en nuestros platos y en nuestros órganos, afectando a numerosas especies y empeorando la contaminación del mar y del aire.

Según un estudio elaborado por la Institution of Mechanical Engineers, un 35% de los microplásticos liberados en los océanos de todo el mundo proceden de textiles sintéticos. Cada vez que se lava una prenda, hasta 700.000 fibras microscópicas llegan a las aguas, siendo engullidas por la vida marina e incorporadas finalmente a la cadena alimentaria.

El estudio revela que la moda contribuye en gran medida a la contaminación de las aguas, consume mucha energía y en 2015 produjo más emisiones que todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos, generando 1.200 millones de toneladas de CO2.

Después del lavado, las microfibras llegan a las aguas residuales. De ahí, se estima que un 48% acaban en el océano y un 52% terminan en el suelo cuando el agua residual se utiliza como fertilizante.

Las microfibras no son materiales orgánicos. Una vez llegan al océano no se biodegradan. En lugar de ello, tienden a amarrarse con contaminantes químicos (como pesticidas por ejemplo) que hay en las aguas residuales.

Además, las microfibras que provienen de los productos textiles acostumbran a estar recubiertas de químicos que se utilizan en las prendas para darles propiedades como resistencia al agua o retardantes de llama. Esto añade más químicos a la situación.

Material de corte desechado

Otro apartado fundamental es revisar las eficiencias en el proceso de corte, que actualmente arroja 60.000 millones de metros cuadrados de material de corte desechado en las plantas de fábrica cada año.

Parte de la solución pasaría por diseñar telas que no arrojen microfibras con el lavado y para que no se deshagan las costuras, favoreciendo su reciclaje. Bajar el consumo y la producción es imperante: se calcula que existen veinte prendas nuevas fabricadas por persona y año, mientras que los consumidores compran un 60% que en el 2000.

¿Y qué podemos hacer?

Como usuario, el informe te recomienda lavar la ropa a una temperatura más baja, emplear bolsas de malla para colar hilos, no usar la secadora en la medida de lo posible e instalar filtros en las tuberías de residuos de la lavadora.

Según datos de Greenpeace, conservando tu ropa un par de años más reduces sus emisiones de CO2 en un 24%, además de favorecer un menor gasto de agua y materias primas.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.