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El tartán: origen y tendencias

El tartán es uno de los estampados más iconoclastas que existen, y todo ello se debe a su historia. Durante siglos vistió a las familias más adineradas de Escocia y, por ello, cuando fue prohibido en 1746 por los conquistadores británicos tras varias revueltas jacobinas en las Highlands, se convirtió en estandarte de libertad.

 

De ahí que en los ochenta Vivianne Westwood y The Sex Pistols lo convirtieran en todo un símbolo del punk para luego, en versión desaliñada, ser también el estampado del movimiento grunge.

El tartán lleva muchas temporadas siendo tendencia y/o fondo de armario. Existen faldas, abrigos y otros complementos que pueden hacer las funciones de una prenda básica, que pasa de generación en generación. La clave pasa por combinarlas con colores oscuros o crudos, beiges, negros y marrones, y con patrones clásicos y un poco punkis.

Qué es el tartán

El tartán (del francés tartan) es un tipo de tejido asociado tradicionalmente con Escocia. El patrón del tartán o tartan consiste en una serie de líneas horizontales y verticales que, cuando se cruzan, forman un efecto de cuadrados,​ de ahí que también se conozca como tejido de ajedrez.

En Escocia los distintos clanes han adoptado diseños particulares de tartán que los distinguen entre ellos. Aunque se trata de algo típico, no siempre ha sido así.​ En su origen el tartán estaba hecho de lana, aunque ahora pueden verse en tejidos distintos. Con el tiempo y con la aparición de nuevos materiales, la palabra «tartán» ha pasado de definir el tejido al diseño, independientemente de dónde se plasme.

De China a las Highlands

El tartán no es cualquier estampado de cuadros. Se trata de una tela que se construye con rayas verticales y horizontales en diferentes tonos para formar un patrón de cuadros, repetido sobre un fondo de color. El patrón de rayas entretejidas se conoce como sett.

Su origen se remonta al 1.500 a.C., fecha en la que se datan las Momias de Ürümchi, halladas en la región china de Xinjiang tapadas con mantones de lana en tartán de varios colores. Sin embargo, la popularidad de este estampado se debe al uso que en el siglo XVII hicieron los escoceses a modo de identificación heráldica.

Al principio, este trozo de tela se ataba a los gorros que llevaban los escoceses, pero poco después empezó a usarse en los kilts, sus faldas típicas. Los habitantes de las tierras más al norte, los Highlanders, empleaban elementos naturales para teñir la lana, como musgo y bayas, mientras que las familias que vivían más al sur y disponían de mayores recursos económicos, los Lowlanders, adquirían tintes importados para lograr una mayor gama cromática.

Durante la colonización de Norte América, a partir del siglo XVII, la emigración de muchas familias escocesas permitió que su cultura y tradición textil se extendiese por nuevos territorios, como Nova Scotia o British Columbia en Canadá, y durante el siglo XVIII a Estados Unidos.

El estampado más royal

Tras la derogación de la Ley de Vestimenta en 1782, que había prohibido el uso del tartán con penas de prisión y exilio, este estampado empezó a ser popular cuando la reina Victoria y su marido Alberto adquirieron el castillo de Balmoral, en las Highlands, y lo decoraron con numerosos accesorios en tartán a imitación de los grandes barones escoceses. Desde entonces el código de colores del tartán Balmoral solo puede ser utilizado por miembros de la familia real británica, mientras que el Royal Stewart es el oficial de la Casa Real de Escocia.

El rey Jorge V autorizó el uso de este tartán real a las gaitas del Regimiento de la Guardia Escocesa. Hoy incluso el parlamento escocés tiene su propio tartán y los hay corporativos, de caza y de luto. Con la creciente demanda de personalización en la moda, muchas fábricas de tartán ofrecen la posibilidad de que diseñes el tuyo, e incluso lo puedes registrar de forma oficial.

Durante la Primera Guerra Mundial, Burberry imprimió su particular tartán beige, negro, rojo y blanco en el interior de los trench que llevaban los altos rangos del ejército británico. Hollywood y el film noir harían que a partir de entonces tanto la gabardina como el tartán conquistaran la gran pantalla. De Audrey Hepburn a Marilyn Monroe, este estampado de cuadros va invadiendo colecciones de alta costura y, de allí, al pret-à-porter.

Del punk al grunge: pura rebeldía

Su legado histórico de emblema libertario fue lo que hizo que el movimiento punk adoptase el tartán como escudo de su filosofía antisistema, como pudo verse en la gala de la MET de Nueva York Punk: Chaos to Couture, en mayo de 2013 y en la exposición consiguiente durante toda esa primavera.

De ahí que el tartán fuese también uno de los estampados escogidos por las grandes bandas del grunge en los noventa, con Nirvana y Pearl Jam a la cabeza. A la vez, en la alta costura, Alexander McQueen, escocés de nacimiento, vestía un tartán en varios eventos en la capital británica y apostaba por él en colecciones donde el traje se erigía como una firme apuesta para la mujer.

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