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Origen del preciado cachemir

El cachemir es una de las fibras naturales más preciadas del mundo, tanto por su escasez como por sus particularidades: es suave al tacto, ligero y cálido.

Este tipo de lana – llamada cashmere, cachemira o cachemir– es suave al tacto, ligera y de lo más calentita.

¿Conoces el origen del cachemir? El cachemir tiene su origen en la cabra de Cachemira, un animal que vive en las altas montañas del Himalaya, donde pastan a sus anchas, cuidadas por los pastores nómadas, a temperaturas que no superen los cero grados.

Hace un tiempo, empresas como H&M, Asos y Kiabi anunciaron que renunciarían al cachemir a partir de 2020. Esta lana, más fina, suave y ligera que la de oveja, crece bajo el pelaje del vientre de algunas cabras y es hasta tres veces más aislante.

Lo ha puesto en el punto de mira el fast fashion, que a menudo deriva en crueldad con los animales, despojados violentamente de su abrigo en los meses de más frío, y en otros desastres ambientales y sociales causados por la crianza masiva a precios cada vez más bajos.

Origen y producción

La cachemira, cachemir o casimir​ es una de las lanas de cabra más escasas y menos comunes del mundo y a su vez una de las más valoradas. Es suave al tacto, sedosa, ligera y buen aislante térmico.

Por sus características y su escasez su precio es relativamente elevado comparado con el de otras fibras y por ello usarla es muestra de clase, lujo y distinción.

Su origen está en las solitarias y aisladas poblaciones locales de las montañas del Tíbet, en la vertiente sur del Himalaya y la región de Xinjiang en China, zonas de montaña con temperaturas bajo cero donde tiene su origen la cabra de Cachemira. La fibra se obtiene de la parte más profunda, más fina y delicada de la lana de esta cabra.

Requiere un cuidado especial, como una esmerada protección al roce intensivo, que promueve la aparición del frisado.

Al contrario que las ovejas, no es el pelo de fuera el que se emplea para hacer prendas de ropa, sino el pelo que toca la piel, justo debajo.

Mientras que una oveja puede producir de media 3 kilos de lana, una cabra de cachemira sólo produce unos 200 gramos. Y a diferencia de las ovejas, las cabras no se esquilan, sino que se peinan, para conseguir la cachemira. Además, las fibras sólo se pueden recoger una vez al año, hacia la primavera. Y la guinda: las fibras se tienen que limpiar y seleccionar. Dada la poca cantidad de producto que cada animal produce, el suministro es limitado.

China se ha convertido en el mayor productor de cachemira, seguida de Mongolia. Siguen los países de Afganistán, Irán, Turquía, Kirguistán y otras repúblicas de Asia central. La producción global por año es de entre 15.000 y 20.000 toneladas de lana.

La cachemira pura es el resultado de la eliminación de la grasa animal, la suciedad y los pelos gruesos de la lana. La cachemira ultrafina o Pashmina todavía es producida por las comunidades en la Cachemira India, pero su rareza y alto precio junto con la inestabilidad política en la región hacen que sea muy difícil de producir y de regular su calidad.

La cachemira pura se puede teñir y girar en hilos, después se pueden tejer guantes, calcetines y otras prendas de vestir. También se puede tejer en telas que luego serán cortadas y ensambladas en otras prendas. Productores en Escocia, Italia y Japón han sido conocidos como líderes del mercado.

Cashmere – The Origin of a Secret

La firma Loro Piana se asoció en 2019 con el ecologista y director de cine Luc Jacquet para presentar Cashmere – The Origin of a Secret, el primer documental de una trilogía dirigida por Luc Jacquet, ganador del Oscar por la emotiva película El viaje del emperador (2005) .

En estos tres documentales, el director explora el origen de las fibras en bruto más icónicas para Loro Piana: Cachemira, Vicuña y The Gift of Kings.

Loro Piana lleva más de seis generaciones empleándose a fondo en la búsqueda de las fibras de la más alta calidad en los lugares más remotos del mundo, de manera que las materias primas que usa son únicas y muy difíciles de encontrar.

Luc Jacquet, fascinado por la simbiosis entre el ser humano, los animales y el medio ambiente, filma por primera vez la experiencia de vivir en un mundo en constante desafío por los fenómenos de la naturaleza.

El rodaje tuvo lugar en Mongolia y Mongolia Interior, en las montañas de Altai y Helan, en las dunas del desierto de Gobi y en el condado de Alashan, localizaciones sometidas a temperaturas extremas.

Una vez elegidos los escenarios, el rodaje duró alrededor de un año y medio. La filmación llevó tiempo porque se tuvo que peinar a las cabras en una época concreta del año. Además, Luc quería filmar tanto durante el invierno extremadamente frío como durante el cálido verano.

En estos lugares habitan las pequeñas cabras de cachemira llamadas Capra hircus. Aquí el equipo vivió en primera persona el día a día de los pastores y sus rebaños.

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