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El inocente origen del maniquí

Hoy queremos celebrar el día de los Santos Inocentes viajando en el tiempo a través de la historia de los maniquíes, entre la realidad y la leyenda. ¿Te animas a descubrir qué es verdad y qué es una inocente mentira?

Nuestra primera parada en este viaje se remonta al origen del maniquí, en el Antiguo Egipto.

El  faraón siempre debía ir cuidadosamente vestido, y para elaborar sus prendas se usaba un maniquí humano encarnado en un súbdito de complexión similar para asegurar las medidas correctas. Si el súbdito engordaba o adelgazaba, cambiando su complexión, se le enviaba a trabajar como esclavo en la construcción de pirámides.

Y es que las primeras funciones de los maniquíes no eran para exhibir las ropas, sino que eran herramientas para ajustar la costura del vestuario. En este sentido, en la Edad Media empezaron a aparecer los torsos humanos elaborados con varillas. Para construirlos se tomaba  como medida o modelo a los fornidos señores feudales, ya que costaba encontrar siervos de complexión similar a la del señor, pues no podían alimentarse como ellos.

Posteriormente, en el s.XVII, el siglo de la revolución científica, llegaron los primeros muñecos articulados para pintores. Y de la mano, también llegaron unos maniquíes más modernos, elaborados con mimbre, o con madera y yeso, aunque se seguían empleando para ajustar la costura. En este caso, el modelo o medida venía dado por las esculturas griegas y romanas clásicas, siendo los maniquíes un preludio del clasicismo, movimiento cultural que se convirtió en la tendencia dominante del siglo XVIII.

La revolución científica fue uno de los pilares que llevó a la Revolución Industrial. Y con ella sí que llegaron los maniquíes a los escaparates. Aunque los primeros fueron humanos. En 1856, Charles F. Worth, considerado el padre de la alta costura, usó a bellas mujeres de la época para exhibir chales de cachemira.

Unas décadas más tarde, hacia 1880, se generalizaban los cristales en las ventanas de los establecimientos, y con estos escaparates aparecieron maniquíes de cera, madera o tela gruesa, rellenos de serrín y con pies de hierro. Prácticamente un siglo después, hacia 1960, apareció ya la producción en masa de los maniquíes de plástico sin los cuales, hoy día, no entenderíamos una tarde de tiendas.

¿Has descubierto nuestras mentirijillas?

Comentarios (2)

  1. Pingback: El origen del maniquí: solución al post del día 28Mobiliario Comercial Maniquíes

  2. Pedro

    Es dificil encontrar a gente con conocimientos sobre este tema y, sin embargo, lo haceis
    todo tan facil cuando lo escribis… muchas gracias!.

    Responder

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