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Tom Ford, genio y figura del mundo de la moda

Iba para arquitecto y decorador de interiores, intentó ser actor, probó suerte como director de cine -sólo un largometraje hasta el momento, A Single Man-, pero alcanzó la fama mundial como diseñador de moda.

Tom Ford, un texano que revolucionó la moda en Nueva York y París, marcó claramente la década de los 80 y la de los 90 al frente de dos grandes, Gucci e Yves Saint Laurent. Hoy repasamos su trayectoria. 

Tom Ford nació en Austin, Texas, en 1961. A la pronta edad de 17 años, cambió su Texas natal por el bullicio de Nueva York. Ford ingresó en la prestigiosa escuela Parsons, decidido a estudiar arquitectura y diseño de interiores, pero su verdadera vocación era ser actor. Trabajó como modelo para algunos spots publicitarios, pero su carácter perfeccionista y demasiado controlador y una temprana alopecia dieron al traste con su sueño.

Viendo las aparentes similitudes entre el diseño de moda y la arquitectura, Ford se aventuró en el mundo de la moda. Se dirigió a las oficinas de Cathy Hardwick con un portfolio bajo el brazo y consiguió su primer trabajo en un atelier de moda.

En 1980 Tom se mudó a París y empezó a trabajar para Chloé. En calidad de aprendiz, ordenaba armarios, colocaba las perchas, hacía pedidos, etc. Unas mejores condiciones en Perry Ellis lo llevaron de vuelta a Estados Unidos. Pero de nuevo descontento volvió a Europa, “un lugar imprescindible para trabajar en una firma de moda”, comentaba más tarde en The New York Times.

Rozando la treintena, Tom Ford ocupó el sillón de la casa Gucci, cuando todavía estaba todo estaba por hacer. La primera colección no llega hasta el 94 y con su tercera colección en el 96, Ford dejó entrever los pilares sobre los que se iba a asentar su trayectoria: esculturales vestidos blancos que potenciaban la silueta femenina y jugaban a la provocación con troquelados sinuosos en forma de “G”, las insignias de la firma se convertían en accesorios imprescindibles, rescató el aire hippie y bajó el talle del pantalón de la cintura a la cadera, al tiempo que ensanchaba la pata.  

Yves Saint Laurent fue la segunda firma que Tom Ford regentó. Las desavenencias entre Ford y Saint Laurent se hicieron bien públicas, pero sus diseños encontraron buena acogida en París.

En 2004 llegó el fin de la era Tom Ford en Gucci y en Yves Saint Laurent. El diseñador se despidió de ambas firmas con un sentido tributo al legato. 

En la actualidad, Ford continúa con su propia firma. La marca empezó con un amplio catálogo de perfumes y maquillaje y ha ido creciendo en oferta.

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