No se ven ni se sienten, pero los textiles están cargados de sustancias dañinas para la salud. Contaminan el medio ambiente, de ahí revierten en el cuerpo humano y provocan la alteración del sistema hormonal. Esto puede producir, en las personas de piel más sensible, picor, rojeces, eccema o reacciones alérgicas.
¿Ropa tóxica?
Los tóxicos se encuentran en la mayoría de los tejidos. Los adquieren durante el proceso de producción: desde el cultivo de las fibras vegetales con pesticidas, tratamientos posteriores para blanquear, antifúngicos, biocidas, tratamientos para tintar o estampar, también para dotar a los tejidos de prestaciones como antiarrugas, repelentes a las manchas o retardantes de la llama, o hacerlos más suaves.
Si son tejidos sintéticos, incluyen sustancias que son derivados de la industria del petróleo, derivados plásticos. En un tejido pueden encontrarse sustancias cloradas blanqueantes, disolventes como el tricloroetileno, metales pesados, por ejemplo, pigmentos en tintes, formaldehído como antiarrugas, alquilfenoles usados en lavado y teñido, ftalatos, que ablandan los plásticos tipo PVC o cueros, compuestos perfluorados que repelen el agua o las manchas o compuestos retardantes de llama bromados y clorados que evitan que sean inflamables.
La problemática radica a nivel medioambiental: contaminan el agua, los suelos y también las especies animales, pues algunos son persistentes y se acumulan en los tejidos del organismo humano, donde actúan como disruptores hormonales.
El efecto no siempre es inmediato, muchas de estas sustancias se caracterizan por un tiempo de latencia importante y pueden manifestar su repercusión en la etapa más adulta. De ahí la importancia de que la ropa de bebés y niños esté exenta de químicos tóxicos.
Por todo ello, se aconseja lavar la ropa antes de estrenarla, limpiarla con un jabón neutro, decir adiós a la naftalina (mejor airear el armario), evitar prendas de lavado en seco, optar por tejidos naturales para facilitar la transpiración y comprar las marcas que ya se han comprometido con la moda sostenible.
¿Qué marcas intoxican más?
En 2011, Greenpeace inició la campaña DETOX, a través de la cual se instaba a marcas muy conocidas a comprometerse a adoptar medidas para evitar los productos químicos considerados como más tóxicos para 2020.
Puedes distinguir las marcas que ya han apostado por una ropa sin tóxicos por sus etiquetados, que certifican que son de producción ecológica, sin pesticidas, como el sello GOTS (Global Organic Textil Standard), o que no se incluyen sustancias nocivas en su producción, como el estándar Öko-Tex.
Consecuencias inevitables para la salud
Frente a esta realidad, la primera cuestión de fondo que se plantea es el efecto que el uso continuado de este tipo de químicos tóxicos puede tener sobre la salud de las personas y el entorno. Por el momento, existen medidas como la norma europea REACH cuyo objetivo es regular y limitar la exposición a ciertos químicos considerados muy tóxicos. Así, por ejemplo, se ha conseguido prohibir las importaciones de algunas sustancias químicas como los etoxilatos de nonilfenol, uno de los productos químicos más comunes utilizados en moda para conseguir impermeabilidad en los tejidos.
Sin embargo, aún no existe una regulación global estricta sobre el uso de ciertas sustancias químicas tóxicas, lo cual hace que debido a la dinámica de producción en masa, las inmensas cadenas de producción que existen en la industria textil y la falta de regulación en los propios países productores, se sigue perpetuando una situación de control muy limitado sobre cómo se están produciendo realmente las prendas de ropa.
Lo importante es que mencionaran cuales son las telas que dañan la salud.
En el siglo pasado empezó a salir noticia sobre ropa para bebé elaborada con dubetina era cancerígena; la prohibieron en eeuu, pero en otros países continuaba la venta.
Por más que he buscado notas por internet al respecto, no la encuentro, tal vez por otro medio