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Por qué suben los precios las marcas de lujo

Esta misma semana hemos sabido que Chanel sube sus precios por segunda vez este año, justo antes de la campaña de Navidad. El incremento afecta a los bolsos icónicos de la firma, como el modelo 2.55 que ha aumentado su valor un 30% desde diciembre del pasado año.

Y no sólo Chanel sube precios, sino que, desde la pandemia, muchas marcas de lujo están actuando de la misma forma. Pero ¿por qué suben los precios las marcas de lujo?

Un intento de evitar la reventa

A Chanel no le gusta que sus carísimos bolsos sean vistos por muchos como una inversión de la que sacar partido en el mercado de reventa y quizás sea esta la razón por la que los bolsos han aumentado su precio un 15%.

Otro método para hacer de sus diseños piezas más exclusivas ha sido limitar las unidades de venta de sus dos modelos más populares, el Classic Flap Bag y el Coco Handle. Ahora, cada clienta puede comprar al año tan solo una unidad. Se trata de la burbuja del lujo: cuanto más imposible sea conseguir algo, más deseable se vuelve.

Aunque con estas estrategias quieren frenar el poder de la reventa, a su vez lo incrementa, porque son muchas las clientas que buscan modelos en la venta de segunda mano.

Proteger el margen de beneficio

Otro motivo por el que las marcas de lujo suben los precios de sus diseños es proteger sus márgenes. Por eso Gucci también lleva tiempo poniendo en marcha una estrategia similar. Por ejemplo, el diseño Gucci Marmont ha sufrido una inflación en China del 9,3%, y el bolso GG Marmont Matelassé Mini ha aumentado en Francia su precio hasta un 21,1%. Cuando estalló la pandemia, la niña bonita de Kering aumentó los precios de los diseños más populares de la marca, haciendo que el valor de sus bolsos aumentara en Italia, Reino Unido y China entre un 5% y un 9%.

Así pues, las marcas están ajustando sus márgenes de beneficio para compensar las pérdidas ocasionadas durante el año de la pandemia.

Los precios se ajustan de forma regular para adaptarse a los costes de producción y de los materiales, así como a los cambios de divisas. Al inicio de la pandemia, algunos materiales ya eran complicados de conseguir por su calidad.

Asimismo, muchos se encontraron en una situación en la que los restaurantes y los viajes no tenían cabida, por lo que hallaron en el lujo un lugar en el que gastar su dinero. Tampoco hemos de olvidar que fue durante el confinamiento, los bolsos míticos, como el Birkin de Hermès, volvieron a comportarse como las mejores inversiones, por lo que comprar bolsos y diseños de lujo demuestra ser siempre una inversión inteligente cuyas cifras no paran de subir.

Por su parte, las grandes firmas han de mantener resultados, por lo que si las ventas bajan, suben los precios de sus productos. Se trata de los llamados ‘bienes de Veblen’. Hablamos de un término económico cuya curva de demanda incrementa su precio y, pese a hacerlo, ve cómo la demanda sube de igual forma al tratarse de artículos de lujo, cuyos consumidores perciben que, ante un precio mayor, se enfrentan a un producto más exclusivo.

Eso explica que los precios de Prada hayan subido desde el año pasado un 13%, los de Louis Vuitton un 10% y los de Balenciaga, un 8%.

Además, la actual coyuntura económica marcada por el desabastecimiento de materias primas y la escalada de precios de la energía está condicionando el sector por el lado de la oferta. Aunque al tratarse de objetos muy deseados, la demora en los plazos de entrega pasa a un segundo plano frente al fuerte deseo de adquisición por parte del cliente, una circunstancia que estaría beneficiando a este sector de productos tan exclusivos.

¿Qué productos suben de precio?

Las firmas tienden a subir el precio de sus clásicos, los productos más demandados y en los que la operación de incremento de precios resulta menos arriesgada.

Aunque los bolsos han sido siempre los encargados de mantener las ventas de las grandes marcas a flote, lo cierto es que no son los únicos que inflan sus precios. Las deportivas se han convertido en uno de los accesorios más deseados de la industria y son ya grandes inversiones capaces de triplicar su precio en las subastas. Las zapatillas, al igual que las camisetas de las firmas de lujo, son ahora las encargadas de dar las llaves de entrada a una nueva clientela que quiere adentrarse en el mercado deluxe, al que antes se accedía mediante gafas de sol y perfumes.

Por eso ahora los precios de entrada son superiores y, a su vez, estos productos han de ser más elaborados, contando por ello con departamentos encargados únicamente a ellos. La nueva clientela es más exigente y tiene un mayor conocimiento, por lo que los productos con los que se adentra en este nuevo mercado son a su vez más exquisitos y, por ello, caros. En realidad, el que compra lujo lo hace por el diseño, por la calidad y por los materiales, pero sobre todo por formar parte de un entramado social y de un espectro superior.

Al final, los precios los pone el mercado, pero sobre todo el cliente, ese que busca pagar mucho para formar parte de un escalafón exclusivo del que forman parte únicamente los que componen ese minúsculo porcentaje que se nutre de los que pueden pagar sus astronómicas cifras.

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