El próximo sábado, 20 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Felicidad. Seguro que hay un sinfín de cosas que te hacen feliz, pero, para muchos, una de esas cosas es la ropa. Comprar ropa nos hace felices.
Pero ¿cuál es la razón? ¿Por qué la ropa nos hace felices?
Por un lado, está la sensación de comodidad y confort y, por otro, todo un espectro de emociones relacionados con el atuendo, una forma, también, de expresarnos y reivindicar una personalidad propia.
De la comodidad a una herramienta de expresión personal
La comodidad en el vestir promueve estados emocionales mucho más placenteros, por tanto, nos hace sentir más felices. También elegimos la ropa que usamos según la manera en la que nos sentimos y también influye lo que buscamos expresar a los demás.
La ropa con frecuencia es como una segunda piel, que pone en evidencia y expresa lo que sentimos, pero también dice lo que nos gusta, habla de nuestro estilo de vida y estados de ánimo.
En términos psicológicos, se habla de la llamada “cognición investida”. Este concepto se refiere a la influencia que las prendas ejercen sobre quienes las usan, por lo que se recomienda no vestirse como uno se siente, sino como nos gustaría sentirnos.
Seguro que en muchas ocasiones has elegido las prendas en función de tu estado emocional, por ello la propuesta es, justamente, hacerlo al contrario, ponernos ropa que favorezca un buen estado emocional. Si al estar decaídos nos ponemos prendas oscuras o grises, amplias o desaliñadas, es muy probable que nos veamos poco agraciados y nos sintamos aún más decaídos. Si, por el contrario, cuando estamos tristes usamos prendas de colores alegres y que destaquen nuestros mejores atributos, seguramente el ánimo mejorará.
Algunos estudios han concluido que las mujeres visten más llamativas y con más complementos cuando tienen una estima y felicidad elevada. Por el contrario, cuando su estado de ánimo empeora, se decantan por no llamar la atención y eligen atuendos más discretos.
Estrenar nos hace felices
Según las estadísticas, los españoles tenemos aproximadamente una prenda nueva para estrenar cada ocho días. Estrenar prendas nos hace ilusión, a menudo significa que te has concedido un capricho, un placer estético que se traduce en satisfacción.
En otras ocasiones, significa que hemos encontrado esa pieza que nos faltaba, un nuevo elemento que pasará a formar parte de quiénes somos y que ayuda a expresarnos de manera no verbal.
Un 28% de los españoles reconoce que compra ropa aunque no lo necesite. En ese caso, la felicidad pasa a ser mucho más momentánea. Si estamos consumiendo y estrenando ropa todo el tiempo, la cosa pierde gracia.
Cuanto más nos dejamos llevar por el impulso a la hora de comprar, más breve es la sensación de bienestar posterior. Por el contrario, cuanto más meditada sea esa decisión, el placer quizá será menos intenso en un primer momento, pero se alargará mucho más en el tiempo.
Disfrutar de la ilusión de estrenar ropa
La clave está en el equilibrio. Para que la emoción e ilusión de estrenar una prenda nueva sea realmente satisfactoria, deberíamos seguir los siguientes consejos:
Tener sentido común. Meditar las compras y tener en cuenta factores como la comodidad o la versatilidad. Es aconsejable pensar cuánto tiempo nos va a servir esa pieza y con qué otras la podremos combinar.
Huir de los impulsos. Si tenemos paciencia, la recompensa será mayor. Se ha comprobado que cuando actuamos según un comportamiento prudente, la sensación de felicidad perdura mucho más tiempo.