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Pierre Cardin: el visionario de la moda

Hace unas semanas, el pasado diciembre, nos dejaba Pierre Cardin, el diseñador que pasará a la historia de la moda como uno de los más rompedores en el siglo XX, gracias a un estilo futurista y cargado de connotaciones artísticas.

Pietro Costante Cardin, más conocido como Pierre Cardin, uno de los grandes diseñadores de moda que inició su andadura en el siglo pasado, falleció a los 98 años. Sus orígenes se sitúan en Italia, en San Biagio di Callalta, en la región de Véneto, lugar en el que nació en 1922. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial obligó a su familia a trasladarse a Francia, asentándose en París en 1945.

Allí estudió Arquitectura, pero enseguida comenzó a trabajar con dos modistas, primero con Jeanne Paquiny, después con Elsa Schiaparelli. En poco tiempo dio un salto grande, ya que en 1947 se convierte en el máximo responsable del atelier de Christian Dior.

El arte y la moda estuvieron muy presentes en la vida de Cardin. Uno de sus primeros pasos en este sentido se produjo cuando colaboró en el diseño del vestuario de la película ‘La Belle et la Bête’, de Jean Cocteau y Christian Berard.

La negativa de la casa Balenciaga a admitirle en su plantilla en 1950 fue un duro golpe para él. Pero, tres años después, en 1953, creó su propia casa en París y se introdujo en la alta costura. El estilo futurista que definió a Pierre Cardin se apreciaba ya en su primera colección. Destacó por aquel entonces su famoso vestido burbuja o ‘robe bulle’, que se caracteriza por una hechura de formas redondeadas. En ese mismo periodo abrió Eve, su primera tienda en la capital francesa.

Visión de futuro

Cardin es de los grandes impulsores del prêt-à-porter. De hecho, lo introdujo en unos grandes almacenes de la época, Printemps, lo que en el sector de la alta costura no se vio con buenos ojos en un primer momento. Esto propició su despido de la Chambre Syndicale de la Couture et de la Mode, el organismo gubernamental que regulaba y regula la moda de autor en Francia.

Fue así como, entre los años 60 y los 70 comenzó a crear con la moda su propia visión del futuro: patrones tan geométricos que el cuerpo que los portaba era lo de menos, tejidos técnicos (él mismo patentó su propia materia prima, Cardine, que protegía del calor, se adaptaba al cuerpo y era tan moldeable para la época que aceptaba acabados en tres dimensiones), colores planos y se acercaría al unisex. Todo ello adornado con cascos, pantallas, pasamontañas o gafas de espejo, una especie de protección propiciada por la carrera espacial y la amenaza nuclear que se cernía sobre aquellos años de Guerra Fría. El modisto estaba tan obsesionado con la llegada del hombre a la Luna que terminó por diseñar trajes para la NASA.

Un imperio de negocios

Fue el gurú estético junto a Mary Quant y André Courrèges del swinging London y del movimiento mod, fue pionero en integrar la moda en el diseño o la arquitectura y se adelantó al sistema de licencias con su nombre que muchos copiaron después. Lo que no debió imaginar es que ese futuro de pantallas protectoras se convirtiera en realidad, aunque por motivos muy distintos.

La pasión por el arte condicionó la vida de Cardin. Nuevas colaboraciones con artistas le llevaron a adquirir en 1966 el Théâtre des Ambassadeurs, que en 1971 inauguró como el Espace Cardin. En este emblema de París, el modisto expuso sus creaciones y dio a conocer talentos de distintos sectores artísticos, principalmente grupos de teatro y músicos.

El imperio de Cardin es inmenso. De hecho, fue uno de los primeros modistos en expandirse a otros mercados. Creó diseños en el sector del automóvil, fue propietario de los restaurantes Maxim’s, que compró en 1981, y lanzó una cadena de hoteles también con este nombre. En 1983 fue nombrado Chevalier de la Légion D’Honneur y recibió las insignias de Chevalier des Arts et des Letres.

Asimismo, era propietario más de 700 fábricas por todo el mundo dedicadas a infinidad de productos, muchos de ellos del sector alimenticio, aunque también poseía marcas de perfumes, accesorios diversos, menaje del hogar o productos de papelería. Su trabajo en el ámbito de la alimentación provocó que en el año 2009 fuera nombrado embajador de buena voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

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