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Origen del paraguas

Se acaba el verano y pronto tocará sacar el paraguas del armario, un complemento al que, a veces, damos poca importancia.

Un imprescindible para los días lluviosos de otoño del que hoy te contamos el origen. ¿Conoces el origen del paraguas?

La palabra está compuesta de dos vocablos para reflejar la protección contra las agua, aunque está inspirada en el término francés parapluie, marcando así la diferencia con respecto a las sombrillas en cuanto a su denominación.

Por ello, no hay que confundir paraguas con sombrilla, a pesar de que son dos objetos muy similares. Esto se debe mencionar ya que, en la antigüedad, civilizaciones como la India, Egipto u Oriente Medio acogieron este sistema para que las personas de alto status protegiesen sus cabezas del sol.

Historia del paraguas

La cultura que inventó este producto fue la Antigua China, teniendo como primeras referencias gráficas algunas situadas en el 2400 a.C, a pesar de que su creación fue en el siglo XI a.C. El más antiguo que se conoce es el hallado en la tumba del emperador Qin Shi Huang, donde el carruaje atado a las esculturas de terracota tiene un paraguas.

Realmente, no se sabe con exactitud quién fue el inventor del paraguas. Existe un cuento popular chino que afirma que fue Lu Mei, una joven que se había apostado con su hermano mayor quién de los dos construiría un objeto capaz de protegerlos de la lluvia. En una noche, Lu Mei creó un bastón del cual surgían 32 varillas de bambú para terminar en una tela que lo cubría todo.

Expansión del paraguas

Los paraguas se expandieron desde China gracias a la Ruta de la Seda. Primero, fueron exportados a Japón, Corea y Persia para luego llegar a Egipto, la Antigua Grecia, el Imperio Asirio y, por supuesto, el Imperio Romano. En todas estas regiones se empleaba como sombrilla y, en cada una de las mismas, se adoptaron ciertas costumbres sobre su uso.

Por ejemplo, los egipcios lo usaban como un objeto de ritual cortesano y era un signo de alta influencia si se beneficiaban de su uso en presencia del faraón. En Grecia solo lo podían utilizar las mujeres. En el Imperio romano su uso era muy escaso y, cuando este desapareció, en el resto de Europa prácticamente no tuvieron presencia.

Siglos más tarde, concretamente al final del XV, fue cuando reapareció, de nuevo como un símbolo de tener un alto prestigio. Estos accesorios estaban hechos con materiales de lujo.

En el año 1710, en Francia, se introdujo un modelo más ligero y plegable para que las mujeres lo utilizasen y fue la princesa Palatina quien, después de hacerse con uno de ellos, lo popularizó al ser imitada por el resto de la aristocracia.

Asimismo, sería Inglaterra quien lo adoptaría para el uso que tenía en sus inicios, algo que fue difícil ya que el hecho de llevar un paraguas en la mano indicaba un status vulgar (al no poder disponer de un carruaje para desplazarse, si se llevaba este complemento se indicaba que la persona se iba a pie).

Sin embargo, sería en el siglo XVIII cuando se volvería a emplear adecuadamente en otros países. El filántropo Jonas Hanway fue un pionero en ello ya que, haciendo caso omiso de las burlas y mofas por la nula frecuencia con que los llevaban los hombres, decidió empezar a tener consigo uno para protegerse.

Finalmente, se ha de destacar que sería en la época victoriana cuando se explotaría como producto para vender en tiendas gracias a la invención del paraguas de acero con varillas de metal y del paraguas plegable.

Hoy en día es un complemento que podemos combinar con nuestros looks y sin el que no podríamos vivir.

 

 

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