Bañadores, bikinis y trikinis son prendas que se muestran hoy en día en pasarelas, con diseños sofisticados y realzando lo mejor de la figura femenina. Pero, ¿conocéis su historia? Hagamos un breve repaso a la evolución del bañador femenino.
Como en el caso de otras prendas, resulta curioso el paso de la desnudez al total recato para, finalmente, regresar a los inicios de esta prenda veraniega. Egipcios, griegos y romanos usaban ya bañadores bastante parecidos a los bikinis de dos piezas actuales.
La Edad Media se caracterizó por baños muy puntuales, que se tomaban desnudos o con una especie de túnica que cubría el cuerpo.
En el siglo XIX, la recomendación médica de tomar baños de sol y la Revolución industrial generalizan el uso de traje de baño que se componía, nada más y nada menos, ¡de seis piezas! Además, se usaban telas poco ligeras, como franela y alpaca, y se llevaban con medias y zapatillas de lona.
Con la llegada del siglo XX, se descubren los brazos y parte de las piernas, convirtiendo aquel seis piezas en un vestido hasta las rodillas y, por supuesto, acompañado del característico gorro.
Y por fin llega el bikini. Creado por Louis Réard después de la II Guerra mundial, esta prenda toma su nombre de una isla del Pacífico. Mal visto hasta los 50, el cine y las divas de Hoollywood ponen de moda los baños en playas de aguas cristalinas y, con ellos, el bikini.
En 1960, la invención de la lycra ajusta todavía más al cuerpo femenino bikinis y bañadores. Y, en el 64, nace el topless, de la mano del monokini.
La historia culmina con el tanga, creado el 1974 y causando furor en las playas brasileñas. Hoy en día, todos estos modelos conviven en mil formal y colores.
Y tú, ¿qué prefieres? ¿Bañador, bikini o trikini?