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Fallece Antoni Miró, modista insignia del diseño catalán

La pasada semana fallecía a los 74 años Antoni Miró por un ataque al corazón, el modista insignia del diseño catalán y de una moda funcional con mirada internacional.

Creador de los uniformes de las Olimpiadas y el Fòrum de las Culturas, del nuevo telón del Liceu del 97 o de los trajes de los Mossos d’Esquadra, Miró fue el diseñador catalán de esta era por excelencia. El catalán convirtió los fondos de armario sin complicaciones en el símbolo de la explosión de creatividad. Colaboró con fotógrafos como David Lachapelle, artistas del minimalismo musical como Ryuichi Sakamoto y hasta hizo desfilar a actores como John Malkovich, que es fanático de su marca, o Jordi Mollà por sus pasarelas.

Una insignia de los 90

Hijo de un sastre y nacido en Sabadell, Miró abrió su primera tienda en 1969, con solo 20 años. La llamó Groc (amarillo), y la situó en el corazón de Barcelona. En 1982, al encargar la primera remodelación de su mítico local al arquitecto Oscar Tusquets, demostró su apuesta por el diseño multidisciplinar. Su fórmula, además, sirvió para dignificar el diseño de la moda para hombres.

En la década de los noventa no dejó de cosechar premios y se disparó su expansión de la mano de Ermenegildo Zegna, que distribuyó sus prendas internacionalmente. Ganador del premio Cristóbal Balenciaga al mejor diseñador español en 1988 y de la medalla del FAD otorgada por la Asociación de Diseño Industrial del Fomento de las Artes Decorativas, también se hizo con la Medalla de la Pasarela Gaudí. Pionero en España en integrar modelos no profesionales en la pasarela, desfiló en Barcelona, Madrid, Nueva York, Tokio, Milán, Londres y París.

En las Olimpiadas de 1992 fue el encargado de realizar todo el vestuario de las ceremonias olímpicas.

La simplicidad de su estilo no rehuía la perfección a la hora de construir las prendas, hechas con tejidos suaves y naturales. Su ropa tenía un sello muy personal. Su empresa facturó 15 millones de euros en el primer semestre de 2001, un gran volumen de negocio al que  contribuyeron las líneas Miró Jeans, sus colecciones de muebles, accesorios, uniformes y su perfume ‘Siesta’, lanzado al mercado en 1996 y producido y distribuido por Myrurgia-Puig.

Sus hijos siguen sus pasos

Nunca se cortó a la hora de evidenciar su malestar por la pérdida de influencia de Barcelona en las batallas con Madrid por la capitalidad de las pasarelas, que tanto marcaron la primera década de los 2000. Fue entonces cuando vendió el 70% de su empresa a la sociedad Nuevos Valores Textiles, controlada por las familias catalanas Arquero y Nassia, a su vez propietarias del grupo industrial Twenty, dueño de la licencia para España de la firma francesa Marithé & François Girbaud. La compañía que lleva su nombre, de la que ahora gestionaba ese 30%, presentó un concurso de acreedores en mayo de 2021.

Dos de sus hijos siguen sus pasos. Pau, el pequeño, estudia moda y el mayor, David, presentó su primera colección, en colaboración con su padre, en la mítica tienda Groc, coincidiendo con el relanzamiento del local en 2019. El legado de Miró, además de sus prendas y las múltiples colaboraciones que firmó, se vislumbra en su familia.

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