Hace pocos días que se ha estrenado la tercera temporada de Stranger Things. Hoy echamos un vistazo a su ochentero y colorido vestuario.
Stranger Things fue estrenada en la plataforma Netflix el 15 de julio de 2016, con muy buenas críticas por parte de la prensa especializada, quienes elogiaron la interpretación, caracterización, ritmo, atmósfera y el claro homenaje al Hollywood de los años 80. La historia se sitúa en el ficticio condado de Hawkins, en Indiana, Estados Unidos, durante los años 80, cuando un niño de doce años llamado Will Byers desaparece misteriosamente. Poco después, Eleven (Once, en español), una niña aparentemente fugitiva y con poderes telequinéticos, se encuentra con Mike, Dustin y Lucas, amigos de Will, y los ayuda en la búsqueda del mismo.
La tercera temporada, estrenada el pasado 4 de julio, reinvindica el vestuario más loco y divertido de la historia de la moda reciente. El cuidado estético sea uno de los factores de éxito de la producción, aspecto en el que ha tenido mucho que ver Kimberly Adams, la directora de vestuario.
Los anuarios de instituto fueron una gran fuente de inspiración para Adams. El equipo pasó unas dos semanas recopilando todo el material que pudieron, que incluía desde los mencionados “yearbooks” hasta fotos familiares.
Asimismo, el vestuario es una recreación fiel y no una reinterpretación del estereotipo de los años 80. Para Adams fue fundamental huir de esa caracterización un poco caricaturesca para acercarse todo lo posible al look que realmente se llevaba en el Medio Oeste de los Estados Unidos en aquel momento.
Otro aspecto que se debió tener en cuenta fue el hecho de que los chicos eran preadolescentes en plena etapa de crecimiento, por lo que cambiaban rápidamente y se necesitó recolectar varios looks idénticos en distintas tallas para los niños.
El vestuario de Stranger Things se cuela en la vida real
No sólo es una de los aspectos cruciales de la ambientación de la serie, sino que el vestuario de Stranger Things ha hecho el recorrido inverso y se ha colado en las tiendas low cost más conocidas en forma de camisetas y otras prendas con aires ochenteros.