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El vestuario de Las chicas del cable

Retomamos hoy la sección sobre el vestuario de vuestras series favoritas. Y es el turno del vestuario de Las chicas del cable.

Netflix ha emitido ya tres temporadas de Las Chicas del Cable, la primera serie original española producida por Bambú, la misma productora de ficciones como Velvet o Gran Hotel. La ficción, ambientada en el Madrid del año 1928, narra la historia de cuatro chicas: Lidia (Blanca Suárez), Marga (Nadia de Santiago), Ángeles (Maggie Civantos) y Carlota (Ana Fernández) que trabajan como operadores en la compañía nacional de teléfonos y lucharán por la independencia y los derechos de la mujer en aquella época.

La productora volvió a contar con Helena Sanchís, figurinista de Velvet, para ocuparse de los outfits que aparecen en la serie. Sin duda, uno de los aspectos más destacados de Las chicas del cable es el vestuario, en una época en la que desaparecen los corsés, se sueltan las cinturas y se acortan las faldas.

Uno de los estilismos clave de Las Chicas del Cable es el uniforme que visten las cuatro protagonistas en el trabajo: un vestido azul con cinturón y lazo en el escote. Para elaborarlo, Sanchís se inspiró en las telefonistas de la época buscando diferentes archivos, así como el patrón para producirlo y que posteriormente adaptó al cuerpo de cada actriz.

Además, cada protagonista tiene un estilo que refleja su personalidad. Marga es la más humilde y se utilizan tejidos más sencillos, como algodones y linos, y colores menos llamativos; Ángeles, que es una ama de casa que intenta aparentar felicidad, luce un vestuario colorido y alegre, sobre todo gasas y tejidos vaporosos y es la única que lleva estampados; Carlota es una “niña bien” que se rebela contra las normas de su estatus social y esto se refleja en su estilismo, con vestidos modernos y juego de contrastes y geometrías. Y por último, Lidia, misteriosa y felina, lleva tejidos satinados de colores profundos, con peso y cortes sencillos pero elegantes.

Los vestidos de fiesta que llevan las protagonistas son originales de la época y se compraron en una sastrería italiana. Estos diseños bordados a mano son los que llevan las cuatro protagonistas durante las fiestas y cenas a las que acuden tras salir de trabajar.

Sanchís afirma que no se inspiró en ningún diseñador en concreto, sino que simplemente se documentó para tener una referencia y, a partir de ahí, seleccionó y elaboró las prendas necesarias para la serie.

En lo que se refiere al vestuario masculino de Las chicas del cable, todos los trajes se encargaron a la Sastrería Cornejo, así como parte del vestuario femenino.

Destacan, también, los sombreros tipo casquete, conseguidos también en Italia, y otro complemento importante son los guantes, tan típicos de la época y que se llevan en las fiestas.

Como ocurrió con Velvet, la ropa interior también tuvo que adaptarse a aquella década y se seleccionaron con mimo para aquellas escenas en las que tenía que mostrarse.

Con esto, recordamos una vez más la importancia del vestuario en el mundo televisivo y cinematográfico, un trabajo tras las cámaras que quizá no siempre es lo suficientemente apreciado.

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