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El vestuario de Blonde

Netflix acaba de estrenar Blonde, de Andrew Dominik, una adaptación de la novela homónima de Joyce Carol Oates que permite observar la vida de Marilyn Monroe (interpretada por Ana de Armas) y mezcla libremente realidad y ficción.

La diseñadora de vestuario es Jennifer Johnson, que ha trabajado en el vestuario de películas como Yo, Tonya o Kajillionaire, de Miranda July. Tenía solo cuatro semanas para preparar el proyecto, y lo primero que hizo para documentarse fue leer el guion de Dominik e identificar las escenas en las que el atuendo de la estrella tenía especial relevancia.

Andrew tenía un tocho de 800 páginas al que llamábamos la Biblia», dice Johnson. «La imprimimos y la pegué en nuestras oficinas como si empapelara toda la sala». Lo siguiente fue ver todas las películas de Monroe y buscar fotografías suyas para comprender mejor los célebres vestidos que intentarían recrear.

La película traza una clara línea divisoria entre y Norma, una artista inteligente y sensible. Por ello, Johnson empezó su tarea diferenciando los rasgos estilísticos de cada una de estas identidades. Para sus escenas como Norma, Johnson quería que Ana de Armas llevara ropa sencilla. Era importante encontrar cuantas más fotografías mejor y rellenar las lagunas con prendas que pudiera haber llevado en la vida real. En el proceso, Johnson descubrió que Monroe era amiga de la diseñadora Anne Klein y desarrolló un look muy chic de cuerpo negro con cuello alto y pantalones capri.

El verdadero desafío llegó a la hora de reproducir los momentos más deslumbrantes de Marilyn: los vestidos que hizo famosos en el mundo entero y han sido imitados hasta la saciedad.

Como los de William Travilla, artífice de dos de los vestidos más emblemáticos de Monroe para la 20th Century Fox: el rosa sin tirantes de Los caballeros las prefiere rubias y el blanco plisado de La tentación vive arriba, que quedó inmortalizado en la icónica fotografía. Johnson recreó ambos diseños para Blonde.

La diseñadora se dio cuenta de lo complicados que eran cuando investigó los materiales y los patrones. Tenía que replicar esos detalles para hacer justicia a los diseños originales. Por si fuera poco, las escenas de la película se rodaron tanto en color como en blanco y negro, algo que Johnson también debió tener en cuenta.

Las pruebas de vestuario fueron cruciales durante la preproducción, ya que la mayor parte de él se diseñó a medida. Se recurrió a distintos trucos de patronaje para que Ana tuviera más curvas y las prótesis no formaron parte de la ecuación. En su lugar, Johnson recurrió a medidas como acolchar ligeramente la ropa interior.

Para Johnson y su equipo también eran importantes ciertos detalles que tal vez no se aprecien en la película. Por ejemplo, el vestido que recrea el que Orry-Kelly diseñó cuando Monroe da un concierto con orquesta en Con faldas y a lo loco llevaba un corazón transparente forrado de pedrería sobre la nalga izquierda. En la película no se ve, pero ahí está. Incluso los zapatos se construyeron concienzudamente: Johnson trabajó con un zapatero de Western Costume para deconstruir y personalizar los tacones adaptándolos al estilo de los años 50.

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